La música como puente:
Musicoterapia de grupo e interdisciplinariedad en el aula TEA
En APNABA, cada día es una oportunidad para descubrir nuevas formas de conectar, de comunicar y de aprender. Uno de los recursos que hemos incorporado en nuestras aulas es la musicoterapia de grupo, una herramienta terapéutica y educativa que no solo potencia la comunicación y la expresión emocional, sino que también nos permite trabajar contenidos de manera vivencial y significativa.
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¿Por qué la música?
La música tiene un poder especial: atraviesa barreras, regula emociones, y permite la participación de todos, independientemente del nivel de verbalización o comprensión lingüística. En el caso del alumnado con Trastorno del Espectro Autista (TEA), la música puede actuar como una puerta de entrada al mundo social y cognitivo, fomentando la atención conjunta, la imitación, la anticipación y el disfrute compartido.
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Canciones como eje interdisciplinar:
A través de canciones cuidadosamente seleccionadas o creadas junto a los alumnos, trabajamos no solo aspectos emocionales y sociales, sino también contenidos de distintas áreas:
- Geografía: Con canciones y piezas musicales originarias de diferentes países, ciudades o paisajes («Caridad del Guadalquivir» Sevilla, “Kokoleoko” Ghana, “Simamaka” Congo, “Akaihana” Japón, Carmen de Bizet, Francia, etc.) exploramos mapas, climas y culturas. Escuchar músicas del mundo nos permite viajar sin salir del aula.
- Idiomas: Aprendemos palabras en inglés, congoleño, francés o lenguas regionales a través de canciones sencillas y pegajosas. La música facilita la adquisición de nuevo vocabulario y la pronunciación al ser un estímulo multisensorial.
- Literatura: Analizamos las letras como textos poéticos. ¿Qué nos quiere decir la canción? ¿Qué imágenes crea? Canciones como «El necio» de Silvio Rodríguez o «Color Esperanza» de Diego Torres nos ayudan a explorar metáforas, sentimientos y narrativas.
- Cultura general: Las canciones son ventanas a otras realidades. Hablamos de las épocas en que fueron compuestas, de los estilos musicales, de los artistas y sus historias. Esto permite al alumnado situarse en el tiempo y relacionar los aprendizajes con contextos reales.
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Una sesión típica de musicoterapia grupal
Las sesiones siguen una estructura que ofrece seguridad y predictibilidad, pero también apertura al juego y a la improvisación:
- Bienvenida con una canción ritual, donde saludamos y nombramos a cada participante.
- Activación rítmica, con instrumentos de percusión o movimiento corporal.
- Escucha activa de una canción temática, con apoyos visuales y adaptaciones según el nivel.
- Actividad creativa interdisciplinar: pintar, responder preguntas, bailar o representar partes de la canción.
- Cierre y despedida musical, reforzando lo aprendido y celebrando la participación.
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Lo que logramos a través de la música
- Mayor motivación y atención sostenida.
- Mejora en la expresión emocional y en la interacción social.
- Refuerzo de contenidos académicos desde una experiencia sensorial y significativa.
- Inclusión real de diferentes estilos de aprendizaje.
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La musicoterapia grupal, con las canciones como hilo conductor, nos recuerda que aprender puede ser una experiencia emocionalmente rica, lúdica y transformadora. En un aula TEA, donde cada pequeño paso es un gran logro, la música nos acompaña como una aliada silenciosa pero poderosa, que sabe llegar donde a veces las palabras no alcanzan.
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